VIA ABRUPTA

Cuando hace tiempo llego a mis manos un texto zen, fue más casualidad que voluntad. En la biblioteca no tenían el libro que quería y cogí aquel por simple curiosidad. El libro se titulaba La práctica del zen. Tuve la suerte que resultó ser un libro de Teisen Deishimaru, uno de los grandes maestros zen y el exportador de esta práctica de meditación a Europa. Al principio del libro hablaba de algo que me choco; la Vía abrupta. Taisen decía que la vía abrupta es el camino directo para conseguir la iluminación o satori, en el zen. Pero el concepto trasciende todo esto, él se refería de ir a por lo que quieres sin excusas, ni contratiempos, ir directamente a por ello.

Esto es el zen, concentrarse en el momento, dejar de ponerse barreras, vivir el presente y desligarse del pasado y del futuro. En el momento, el concepto del Zen me pareció abstracto, y muy chocante. Durante un tiempo aunque los ecos resonaban en mi mente me olvide un poco de todo aquello. Sin embargo, hace no mucho, algo me hizo recordarlo. Me encontraba, como cada día trabajando en la librería y un hombre me hizo una consulta sobre un par de títulos. Conversando con el, me rebeló que era un monje budista, la verdad no lo parecía para nada, iba en tejanos y camiseta y excepto por la bola de billar que tenía por cabeza, era un tipo muy normal. Me pico la curiosidad y le empecé a interrogar. Cuanto más avanzaba la conversación más iba recordando aquel libro y a Teisen Deshimaru, asi que cual Daniel San ante su maestro Miyagi, no se me ocurrió otra cosa que preguntarle, que era el Zen. Él se rio y me dijo, Zen es lo que estamos haciendo ahora mismo, hablar es Zen. Fue una respuesta muy breve, me esperaba algo mas trascendental, la verdad que me sentí un poco estúpido y a la vez aliviado de que no fuera algo más complejo. Sin más, se despidió de mí agarrándome fuerte las manos y con una sonrisa más limpia de lo que uno esta acostumbrado me dijo “Hasta la próxima amigo”. Le desee que le fuera bien y el me respondió, “No, que te vaya bien a ti yo ya he acabado, tú sigues aquí. Así que ánimo”. No pude más que sonreír. De camino a casa le di vueltas al asunto y finalmente sentado en la silla de mi habitación y releyendo por internet aquel texto de Teisen Deishimaru se me encendió la chispa, ya sabía cuál iba a ser mi siguiente proyecto, o en este caso mi Vía Abrupta. Así que en vez de pensar sobre el zen, me puse a dibujarlo que no es más que otra forma, como me bien me dijo el avispado monje, de practicarlo. Y esta serie de ilustraciones es el resultado.

Espero que os guste y también que dibujéis, escribáis, da igual, lo que sea, pero que lo hagáis.